domingo, 2 de enero de 2011

Los caminos del pasado, del futuro y del 2011

Este año ha comenzado en el Perú, como el primero de la segunda década del Siglo XXI, acompañado además de una extraña conjunción de hechos que configuran su historia y la de nuestras vidas, generándose así una serie de paisajes que atrapan nuestra atención y sugieren nuestra acción, paisajes que nos tienden la invitación y casi la obligación para ir caminando por ellos…

Se nos presentan así muchos caminos para andar lo que resta de nuestra historia, todos pueden ser igualmente sugerentes y atractivos, pero sin embargo hay algo que los hace diferentes y que tiene que ver con la orientación de los mismos; si, esa orientación que parece imperceptible pero que termina siendo la continuidad y l epilogo de nuestra historia personal.

Uno de esos caminos tiene el horizonte fijo en las grandes maravillas del pasado, la historia que nos abriga los fríos momentos de una realidad que nos pesa y enferma, la historia que nos inculca una marca gloriosa, cuyo mejor sello es el “todo tiempo pasado fue mejor” y es así que nos invade una sensación tradicionalista y revivímos lo que suponemos fue grande y mejor; el incanato y su legado, los héroes y sus hazañas, las tradiciones y sus manifestaciones, la geografía y sus encantos; somos pues así, gratos hijos de las cosas y personas que fueron y que han dejado en sus huellas, una estela de orgullo y nostalgia. Como no verse tentados a ir andando por ese camino y alimentando la añoranza para que pueda ella sostenernos ante la realidad que asfixia en este tiempo. Según lo hayamos decidido creer.

Otro camino es aquel que pone los ojos en  aquello que nace en la ilusión, en el deseo, en los anhelos imprecisos de materialidad, en la idea de lo que aún no es y cuyos detalles de su realidad concreta son apenas aproximaciones inciertas  y se vuelven entonces,  trochas que deben ser mejoradas. Un camino que busca una visión, y que seduce con la promesa de lograr lo imaginado, un camino cruzado de riesgos y esperanzas que invita a soñar y a actuar, un camino que muestra también paisajes pasados y que a pesar de la distancia suelen ser claros y sin embargo conducen a otro lugar.

Este camino es agreste, por ello es un reto y un imperativo cuestionamiento a lo que somos y queremos ser, se requiere entonces de valentía, libertad, imaginación y constancia.

Finalmente tenemos el camino practico del día a día, aquel que nos presenta los arboles verdes de la distracción y tras ellos una señal que marca los anteriores, un camino que se confunde a veces con los caminos del pasado y con aquellos que llevan al futuro pero que suele conducir sin perspectiva al instante mismo de lo cotidiano, ni es agradable ni desagradable, es aquel que andamos cuando estamos desganados o cuando estamos eufóricos, es el atajo inconfundible del circulo y el retorno; es la intención que sigue a una impresión y puede ser un vigoroso vehículo al futuro, si así lo deseamos, o una ruta en bajada a la nostalgia y/o rabia del pasado.

Es en este inicio de año, será muy importante pensar en esos caminos, ahora que discutimos si el año debe tener el sello oficial de Arguedas o de Machu Picchu, de los submarinos o de los petroaudios, ahora que la víspera de una elección presidencial nos pone a juicio y con ello nuestra responsabilidad.

Y no precisamente por lo que se ponga en el sello oficial, se orienta nuestro andar individual; pues el Perú no es un sello histórico ni colectivo permanente; el Perú es lo que hacemos y dejamos de hacer, el Perú es aquel lugar por donde camina nuestra actitud y nuestra acción diaria como ciudadanos libres, es el resultado de lo que somos y hacemos, es cambio permanente. Yo elijo para mi, el camino de la esperanza y el riesgo que me conduzca a ese lugar donde viviré el resto de mi vida. Yo elijo caminar por la ruta del futuro y llegar feliz y libre al bicentenario.  


Elijan ustedes su camino y sean felices en este inicio del 2011

1 comentario:

Evy dijo...

Exelente blogs en serio:) felicidades