viernes, 7 de enero de 2011

CULPABLE...



Que piedad divina, me colgó de huesos lentos, 
dibujó infiernos en mi suerte ajena,
puso en mis manos barro y me sopló vientos, 
furiosa tempestad y magra pena...

Los pies me los hizo de hierro y sueños, 
las nubes albas se olvidan que tengo alma, 
jamás para el paria hay hogares, 
jamás alegría, solamente pesares...

Nunca pedí vagar por esta historia, 
ni voz, ni manos, ni pies, ni aliento, 
jamás urgar debí en el sentimiento, 
ni pretender alzar ojos a la gloria....

Que espinas sembré mientras abría, 
surcos fúnebres creyéndolos alegría, 
Morir quiero, y ser de mi oscura chacra,
olvido, quietud y tierra oscurecida...

Cuando la palabra se esconde bajo la lluvia, no queda rincón en el alma capaz de guarecer la pena de quien la expone a su propia vergüenza...


Escultura: La culpa, Florencia/Italia 

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