miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Paz... imagenes detras de Charles Bukowski

No es como a los 15 muy ingenuamente creía....suspenderse en las hamacas frescas y cálidas del tiempo...dejar que vuelen con la más pura libertad los pensamientos y las muchas y disconformes pasiones se encuentren por fin en una mesa y disfruten en noctámbula bullería, de un añejo vino campestre, de la risa ajena y la pena presente que siempre cuando de pasiones se trata.





No es siquiera el segundo infinito en la cual nos perdemos toda una vida y ni siquiera sabemos que es la vida y cuando inicia y cuando acaba; no es la pregunta sin respuesta y sin obligación que se burla de la invocación y la gnosis... No es la paloma blanca y la ramita verde atrapando en el vuelo la esperanza.






No es siquiera como esa risa que se aventura a conquistar y dar muerte a mis temores, dejándome en la vasta quietud del asombro, esa sonrisa que desnuda las más caras y fuertes corazas y se funde en una ostia instituyendo la versión humana del profeta inhumano...






No es pues ni la brisa ni el mar sobre la cual se extienden los veleros precarios de las culpas, mientras se pierden en el horizonte rojo del infierno...los pecados, las culpas y el enojo. No es ni la caricia ni el consuelo, ni la mano que se extiende ni la copa que se brinda... No es, ni escena blanca de sueño largo, ni corta ausencia de pensamientos malos.




Solo tras recogerme en el trago oscuro del viejo Bukowski... comprendo que la paz es apenas la circunstancia que muere con la rasposa travesía de un trago y la columna liberada de una exhalación de poco o nada... mientras entre inicio y fin de esta prosa... el tiempo juguetea y en ir y venir se mueren mis circunstancias.






En un día lluvioso de Noviembre... a la falda húmeda de la bella durmiente.




Paz


Junto a la mesa de la esquina en
El café
Está sentada
Una pareja de mediana edad.
Han terminado de comer
Y están bebiendo una cerveza
Cada uno.

Son las 9 de la noche.
Ella está fumando un cigarrillo.
Luego él dice algo.
Ella asiente.
Luego habla ella.
Él sonríe, mueve la mano
Luego se quedan callados.

A través de la persianas
Junto a la mesa
Parpadea
Una luz roja de neón.

No hay guerra
No hay infierno.

Luego él levanta su botella
De cerveza.
Es verde,
Se la lleva a los labios
Le da un sorbo.
Es una Coronet.

Ella tiene el codo derecho
Apoyado sobre la mesa
Y en la mano
Sostiene el cigarrillo
Entre el pulgar y
El índice

Y cuando ella le mira
fuera las calles
Florecen
En la noche.

Suerte
Hubo una vez
En que fuimos jóvenes
Dentro de esta máquina
Bebíamos
Fumábamos
Tecleábamos

Fue un tiempo d e
Esplendor
Un milagro

Aún lo es

Solo que ahora
En vez de
Ir hacia el tiempo
Es el tiempo
El que viene hacia nosotros
Y hace que cada palabra
Taladre
el papel
Clara
Rápida
Contundente

Alimentando
Un espacio
Que se cierra.


Charles Bukowski de El infierno es un lugar solitario.

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