viernes, 26 de noviembre de 2010

El cofrecito...Una historia sobre el amor y la violencia.


Entre difusa y clara; se me viene la imagen de esa tarde escueta y lejana de Abril en la que mis ojos prequinceañeros se atornillaban a esa sonrisa entrecortada de misterio y desfachatez tan tuyos Sebastian. Años cargados de libros, diversión, locura y emoción, tiempos de Río y su: “Estar en la Universidad es una cosa de locos, locos…”.


La lluvia cae con la parsimonia de una frase reconfortante en este Marzo tropical; de tú sonrisa quebrada solo tengo un gesto de memoria docente, en el corazón guardo los tibios momentos de lo que se puede llamar felicidad, o lo que conocí como felicidad. Tras 12 años juntos, es bueno saber que nuestra historia ha terminado, que el sentimiento de saberme vacía y sola sin ti, no es más que la sombra de un temor que yo mismo he ido regando a lo largo de tantos años, que ha crecido tanto que no me dejaba ver la luz del día. Desde la vez aquella en que te esperaba emocionada en nuestra segunda cita de aniversario y llegaste con la resaca desbordada tras el brindis de tu olvido, preferiste a tus amigos y como no, la diversión de mi ausencia.



Y con el ir y venir de los días primero y los meses después, se fueron sumando las evidencias para la infelicidad, desplantes, borracheras, infidelidades y finalmente los golpes y el maltrato; situaciones todas que yo envolvía como regalo navideño y lo colocaba en el árbol cansado de mi esperanza: ¡Si me esfuerzo, si cambio, él cambiará… estoy segura que cambiará!...



Y sin duda los cambios se fueron dando, pero no precisamente en ti, ya mis compañeros y compañeras de trabajo notaban esos cambios, las ojeras, el desgano, la sonrisa perdida en algún gesto que se dibujaba para no morir del todo. Era yo, la antes risueña Candelaria, quien navegaba en sueños de amor y sembraba fantasías para un mundo mejor, hoy una sombra de si misma. Creía que era mi destino, que no era nada sin ti, que la vida no valía la pena, que las rosas, siendo rosas, tienen sus espinas y que debía solo aceptarlo; me invadía esa sensación de nada, como tenía miedo a la nada.



Fue cuando conocí a Lucy Fernanda; con ese sol bailando en su pecho y la alegría como estela de todos sus actos, me le acerque una tarde gris de Marzo como ahora, lo recuerdo bien, ella iba y venía organizando algunas actividades por la semana de la Mujer, (que infeliz me sentía). Le invite un helado y le pregunte sobre su perfecta felicidad, sobre si siempre había sido así, sobre la maravillosa familia que debería tener.




Le conté mi historia, ¡Oh sorpresa!, esa mujer tan feliz, tenía una historia tan parecida a la mía, que hasta parecía que me conocía. Había sufrido del mismo modo que yo sufría ahora, había llorado, lamentado y hasta maldecido, pero ahora estaba tan feliz, ¿Cuál era el secreto?.


Me dijo que un día decidió amarse y enfrentar sus temores; esa gran NADA a la que yo tanto temía, así que guardo en un cofrecito de madera antigua todos los recuerdos buenos y lo puso en lo más alto de una vieja repisa, invito a Juan Carlos, su pareja y de la manera más serena le dijo que lo había amado, que lo amaba y que por guardar ese amor, decidía dejarlo.


Ese día como hoy, llovía y con esa lluvia de selva, ardía nuevamente el fuego en mi corazón y mientras protegía el cofrecito que acababa de comprar, recordaba lo último que me dijo Lucy esa tarde: “Que la nada te sea benévola, Candelaria”, mientras con la sonrisa de siempre, se perdía entre la gente, en esa mañana lluviosa de Marzo.

 
Este es un lindo cuentito escrito por una hermosa psicologa, abocada a proteger los derechos de las mujeres violentadas, previniendo maltratos y promoviendo relaciones mas nobles entre las personas, desde un programa del MIMDES, aproposito del día contra la violencia... Ella guarda en el corazón la magia de los mejores momentos del ser humano durante su existencia...alguien a quien amo y sufro. Leslie Rios Cuellar

1 comentario:

Michaelangelo Barnez dijo...

Interesante y aleccionador cuento contra la violencia. Un gran acierto compartirlo.
Saludos