martes, 10 de marzo de 2009

Sobre ciertas autonomias...



AUTONOMIAS QUE SEPARAN

Una importante noticia venida de la rica región cruceña de Bolivia, en esta semana ha dejado serias reflexiones sobre aspectos centrales como descentralización y autonomía; pero mas profundamente, sobre las tendencias y las actitudes políticas en un escenario de cada vez mas notoria polarización secular, que resulta imprescindible en la agenda permanente del análisis y la acción misma de las instituciones peruanas.

Los resultados del referéndum no hacen más que reflejar dos sucesos muy marcados en el gobierno boliviano, por un lado la voluntad expresada en una serie de acontecimientos que se orientan a la defensa de un statu quo que tiene mucho de racial, económico y de ideológico y por otro la avasalladora y poco prudente generación de cambios profundos en el sistema político boliviano desde el gobierno. Estos sucesos sin embargo no se originan y no son propios del país altiplanico; sino por el contrario es la inercial concatenación de una dinámica socio-política de carácter latinoamericano y mundial que merece una reflexión y una decisión plasmada en la política internacional del país.

Santa Cruz es una región bastante rica, tiene la renta per capita mas alta de todo el país y aporta algo mas del 30% del PBI nacional, con un matiz cultural diferente a la mayoría de las regiones bolivianas es casi un estado dentro de otro estado, este poder institucional y económico sustentan concretamente una aventura por la autonomía que viene resultando un pretexto de separación y deslinde con la voluntad política nacional del MAS y de Evo Morales, lo cual es criticable desde un punto de vista constitucional y ético, una muestra de la intolerancia y la violencia hecha practica social y política, solo ante cambios que afectan un orden establecido.

Es evidente que la izquierdización de América latina, tiene dos ofertas políticas más o menos diferenciables, por un lado la posteada oferta castrista tomada en rápido relevo por el venezolano Chavez y su capital emocional y petrolero como soporte para la tendencia más dura y anacrónica de la izquierda y por otro, el resultado de un lento proceso de alineación progresista y con modelos mas elaborados de izquierda democrática y de inspiración europea que terminan estando mas al centro del binomio derecha-izquierda, que a mi modesto entender resulta también ya cuestión de referencia histórica. En este mapa de tendencias políticas en América, hay dos países que terminan siendo expresión disonante de este ordenamiento; Perú y Colombia, que pese a su símil actitud de gobierno, tienen una diferencia clara.

Colombia es un país donde el presidente tiene el 82% de aprobación popular, tiene una guerrilla permanente y una practica visible de violación de derechos humanos, además de grupos paramilitares muy ligados al gobierno, pero que sin embargo en el corazón de la población tienen un latido común, “la seguridad del país”. Perú por su parte tiene un presidente bastante cuestionado con la tercera parte de la aprobación de su par colombiano, no tiene guerrillas permanentes, pero tiene al 87% de su población con una clara afinidad por ofertas de izquierda, pero que como diferencia clave, no tiene un sentir o temor común entre sus pobladores e instituciones.

Esta diferencia es evidente, por un lado la atención del gobierno esta orientada a cautelar la posición del país en un escenario que considera amenazante, y por otro lado la población y los movimientos sociales demandan con fuerte dosis política, reivindicaciones que conflictuan con la opción política del gobierno, pero lo mas importante de esto es que este clima es parte de un proceso de descentralización y ordenamiento nacional que tiene como fin el integracionismo dentro de un nuevo orden político y económico que sea de alcance continental.

Los mensajes venidos de Bolivia, la clara visibilización de este nuevo ordenamiento latinoamericano y sobre todo la forma en que se ordena la dinámica interna del país y de la región, deben ser motivos fundamentales de practica social y política; salvo irracionalidad, como en el caso de Puno, que siendo una de las regiones mas pobres del país, busque su autonomía, resuelta siendo poco menos que una burda idiotez. A nivel del Gobierno Regional y Nacional, debe construirse un sentido de acción y un propósito común, y eso tiene que ver con la integración interna en primer lugar, con cerrar las brechas sociales y con luchar frontalmente contra la pobreza, sin distraernos en asuntos de ilusión ideológica que descuidan y no contemplan al ser humano, quien es al final quien toma decisiones buenas o malas en uso existencial de su autonomía, que muchas veces termina separando y alejando posibilidades comunes.


*Instituto de Estudios Humanistas
Humanitas_wanuko@hotmail.com

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